martes, 1 de junio de 2010

La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció un nuevo programa de financiamiento productivo

Tiempo Argentino / Tiempo On Line / Zetavision / Zeta Inter Press

La presidenta Cristina Fernández anunció el lanzamiento del "Programa de Financiamiento Productivo del Bicentenario", que permitirá financiar proyectos estratégicos que sustituyan importaciones, refuercen procesos productivos y generen nuevos puestos de trabajo.
En el acto, la jefa de Estado señaló que el proyecto apunta a "seguir sosteniendo, incrementando y profundizando un proceso económico que ha tenido dos ejes claros, mercado interno y exportación".




Por eso, destacó que la medida prevé poner a disposición de la industria de aquí a fin de año 8 mil millones de pesos en préstamos a una tasa fija en pesos de 9,9%, a 5 años de plazo. Y la evaluación crediticia de los proyectos quedará a cargo de entidades bancarias públicas y privadas, indicó.

"Necesitamos fomentar y desarrollar aquellos sectores estratégicos de la economía que nos permiten lograr sustitución de importaciones y a la vez dar un fuerte envión en las exportaciones", explicó la Mandataria.

Asimismo, indicó que se elige esta forma de fomento de la producción porque "sabemos que la gran generadora de la actividad económica es la demanda". "No somos ofertistas, esa receta ya fue aplicada y ha tenido un resultado nefasto", recordó la Jefa de Estado, y agregó que "tenemos que crecer todos, eso es lo importante".
Por otra parte, consideró "necesario" adquirir "un razonable grado de autonomía" para no quedar expuestos "en mercados tan volátiles".

La Jefa de Estado recordó también que de acuerdo a análisis publicados por la CEPAL, Latinoamérica es una de las zonas con peor distribución del ingreso, y a la vez los analistas internacionales estiman que el subcontinente, junto al resto de los denominados "mercados emergentes" serán "los únicos que van a tener un crecimiento positivo" en años venideros. "Por eso tenemos que ayudar que seguir apuntalándo" al consumo "como hicimos estos años y por eso en este año del bicentenario estamos presentando no este plan", expresó la Mandataria.

"Esta es una medida de las tantas que venimos adoptando desde el año 2003 para profundizar el proceso de industrialización y para defender nuestra producción nacional", finalizó Cristina Fernández.

En tanto, el ministro de Economía, Amado Boudou, señaló que los proyectos que requieran la financiación a través de este nuevo programa serán evaluados en forma conjunta por los ministerios de Economía y Finanzas, Producción y Turismo y Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación.

El ministro señaló además que la crisis que afecta a los mercados financieros internacionales es el resultado de un desacople entre la economía real y el sistema financiero, y la desatención de los recursos humanos, que generó una profundización del desempleo.

Asimismo, resaltó que Argentina no hubo en los últimos 30 años un programa estratégico de desarrollo, salvo en el período iniciado en 2003 y hasta la fecha, donde merced al tipo de cambio competitivo, el crecimiento del mercado interno, la acumulación de reservas en el Banco Central, se puede observar un crecimiento promedio superior al 7 % anual.

Acompañaron a la Presidenta en el acto, que se desarrolló en el Salón de las Mujeres Argentinas del Bicentenario, el ministro del Interior, Florencio Randazzo; el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Amado Boudou; la ministra de Industria y Turismo, Débora Giorgi; el ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Julio Alak; el Secretario Legal y Técnico, Carlos Zanini; autoridades nacionales y provinciales, legisladores nacionales y provinciales, empresarios e invitados especiales.


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miércoles, 31 de marzo de 2010

El ajuste pasa por los más pobres : Por el Lic. Roberto Cachanosky

Tiempo Argentino / Zetavision / Zeta Inter Press




El impacto inflacionario es mayor sobre los sectores de ingresos más bajos que sobre el resto de la sociedad, sobre todo porque son los alimentos uno de los rubros cuyos precios más aumentan.



El viernes pasado publiqué en La Nación.com una nota en la cual analizaba los datos del INDEC sobre la canasta básica alimentaria.


En esa nota decía que, según el INDEC, una familia compuesta por un matrimonio y dos hijos de 8 y 5 años pueden alimentarse adecuadamente con $ 515,59 al mes, es decir, esa familia compuesta por 4 personas puede desayunar, almorzar, merendar y cenar por $ 17 diarios, a razón de unos $ 4,4 por día por persona. Pero en realidad hay más datos que, por una cuestión de extensión, no traté en la mencionada nota.

En efecto, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) tiene un valor que define la línea de indigencia. Es decir, para el INDEC un grupo familiar que tiene un ingreso mensual de, digamos, $ 520 mensuales no es indigente porque su ingreso supera los $ 515,59 necesarios para alimentarse bien. Esto siempre según el INDEC.

Pero además de la CBA, está la Canasta Básica Total (CBT) que es la que define la línea de pobreza. Esta CBT incluye la CBA más una serie de otros gastos en servicios y algunos bienes más. La CBT es una especie de IPC más chica. Para el INDEC esa CBT costaba en febrero $ 1.131,30 y es a partir de este número que se define el nivel de pobreza. Toda familia que tiene un ingreso menor a los $ 1.131,3 es pobre y los que superan ese valor dejan de ser pobres.

Todo parece indicar que el número dado por el INDEC para la CBT no es caprichoso. Tomemos el caso del plan Argentina Trabaja que implementó el gobierno y por el cual los piqueteros K y antiK se enfrentan permanentemente. Ese plan otorga unos $ 1.300 mensuales para cada beneficiario, esto significa que cada uno de ellos, al recibir esos $ 1.300 mensuales supera la línea de pobreza que, según el INDEC, está en $ 1.131,3 mensuales.


Sin embargo, FIEL, que sigue todos los meses ambas canasta, calculó, también para febrero de este año, que la CBT estaba en $ 1.788,5 mensuales, bien por arriba de los $ 1.300 que reciben las 100.000 personas incluidas en el plan Argentina Trabaja. Es decir, tomando los datos de FIEL, automáticamente 100.000 hogares más entrarían en la línea de pobreza. Puesto de otra manera, no solo hacen artilugios contables para mostrar más reservas de las que tiene el BCRA o un déficit fiscal menor al real, sino que, además de dibujar la tasa de inflación, también dibujan la cantidad de pobres e indigentes.

Pero yendo al título de esta nota, hasta Moyano, un aliado del gobierno, ha tenido que reconocer que la inflación es un problema, contradiciendo a Boudou que inventó el término tensiones de precios para no decir que la inflación está descontrolándose.

Digo en el título de esta nota que el ajuste pasa por los más pobres. ¿Por qué? Porque el impacto inflacionario es mayor sobre esos sectores que sobre el resto de la sociedad. La razón es que en los procesos inflacionarios todos los precios suben al mismo tiempo, pero no todos los precios suben a la misma tasa.


Todos suben, pero unos suben más que otros. En el caso de los alimentos, la CBA que mide FIEL, tuvo un incremento del 32,1% entre febrero de este año y febrero del año pasado. Como los sectores de ingresos más bajos son los destinan un mayor porcentaje de su ingreso a la alimentación (si pueden se compran una camisa después de comer) el incremento del 32,1% está haciendo estragos sobre los más pobres. Puesto en otros términos, el ajuste que está haciendo el gobierno vía el impuesto inflacionario lo pagan, en mayor proporción, los sectores más pobres.

Cada uno de estos planes que presenta el gobierno como un logro, como el plan Argentina Trabaja, la asignación universal por hijos, los planes jefes y jefas de hogar no son otra caso con un elocuente fracaso de la política económica. Si tanto ha crecido la economía argentina gracias al modelo productivo con inclusión social, cada vez debería haber menos planes y menos gente en cada plan.

Sin embargo viven anunciando planes de este tipo, lo cual refleja que el famoso modelo no ha generado más inversiones para combatir la pobreza y la desocupación y que cada vez son más las personas que dependen del puntero político o del capitoste piquetero para poder sobrevivir. No solo el modelo ha producido esta explosión de pobreza e indigencia, sino que, peor aún, ha rebajado a la gente incentivando la cultura de la dádiva.

El tan declamado no ajuste que dice Cristina Fernández que no va a implementar, ya lo está aplicando y sobre los más pobres, algo que no es nuevo en Argentina. El condimento que se le agrega es que bajo este gobierno, no solo el ajuste pasa por los más pobres, sino que ahora le agregan la indignidad de vivir de la dádiva de los políticos y, encima, lo presentan como un gran logro social.

Un logro social consistiría en tener reglas de juego, eficientes y estables para que fluyeran las inversiones, se crearan más puestos de trabajo, bajara la desocupación y mejorara el ingreso real.

En síntesis, los progresistas hablan mucho de justicia social, distribución del ingreso e inclusión social, pero en los hechos son máquinas de fabricar pobres. Por el contrario, los supuestos salvajes que somos los liberales, proponemos justamente la seguridad jurídica y la economía de mercado como mecanismo de conseguir inversiones eficientes que no solo le permita vivir mejor a la gente, sino que, por sobre todas las cosas, respetamos su dignidad.

Como se ve, el debate no es solo sobre la eficiencia o ineficiencia del modelo económico. El tema de fondo, también pasa por una cuestión que atañe a la moral del sistema imperante.

Para concluir, diría que el liberalismo no solo es más eficiente desde el punto de vista económico sino que, además, es un imperativo moral.

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miércoles, 19 de septiembre de 2007

La vuelta del dólar por José Alfredo Nogueira (*)

Tiempo Argentino / Zetavisión / Z Inter Press
Los ahorristas comienzan a huir nuevamente del peso argentino para refugiarse en el dólar, mientras la inflación se devora cada vez más rápido las “ventajas” del dólar alto.


Algunos en nuestro país seguían creyendo que era posible aislarlo del mundo civilizado, tanto en lo económico como en lo financiero, y ese ha sido el objetivo de un sinnúmero de medidas tomadas en los últimos cuatro años por el actual Gobierno. La política cambiaria, por ejemplo, se basó en un tipo de cambio “lo más alto posible”, un estricto -casi policial- control de cambios y la permanente intervención del BCRA en el mercado.

Pero la crisis desatada a mediados de julio, con epicentro en los Estados Unidos, ha mostrado, precisamente, que aquello es imposible de lograr cuando la globalización ya es un hecho consumado. Y pese a las supuestas barreras puestas para evitar que resultara afectada, como la acumulación de reservas considerada oficialmente como el recurso anticrisis por excelencia, la Argentina resultó ser la más perjudicada, con un aumento en la demanda de dólares, fuertes caídas en los valores bursátiles y un estrepitoso derrumbe de los precios de los bonos e importantes subidas de la tasa de interés y del riesgo-país.

Felizmente, el viernes 17 de agosto, la oportuna intervención de los bancos centrales de los principales países lograba frenar el pánico, que ya era generalizado. Por su parte, el BCRA actuó tardíamente al disponer una inyección de pesos en el sistema financiero argentino mediante una nueva operatoria de pases, aunque el riesgo de una importante devaluación del peso estaba fuertemente acotada, precisamente, por aquella falta de liquidez en el mercado de dinero. Como resultado de todo lo ocurrido, las reservas internacionales se redujeron, al mediar agosto, unos USD 500 millones.

Sin embargo, fue casual que la inesperada demanda motivada por la estrepitosa salida de capitales facilitara la acción del BCRA en el mercado, en momentos en que la nueva política oficial era la de subir un nuevo escalón el precio del dólar para que “flotara” dentro de una banda entre $ 3,10 y $ 3,20, según se encargaron de publicitar “altos funcionarios del ente monetario”. El objetivo, en ese sentido, resultó exitoso, aunque con una innecesaria pérdida de reservas.

Por ejemplo, en Brasil, la crisis por las subprimes provocó, transcurridos 17 días de agosto, una abrupta caída del real del 11% y 23 días después, sin que el Banco Central brasileño perdiera un solo dólar de sus inmensas reservas, al cierre del viernes 8 de septiembre, el real recuperaba 6% de aquel valor perdido, afianzando su revalorización.

La última quincena de agosto fue extremadamente difícil y compleja para los operadores del Mercado Unico y Libre de Cambios argentino, que se mostraban afectados por una rara sensación de dudas e incertidumbres crecientes, en un marco con mucha más volatilidad y movimientos impredecibles. Es que el publicitado mensaje oficial, emitido a través de todos lo medios, de que la política cambiaria ahora resultaba ser una “flotación administrada” colmó todas las expectativas, siendo motivo de los más diversos comentarios y, como no podía ser de otra manera, de gestos risueños. Es que no se entendía cómo, desde los más importantes ámbitos oficiales, se podía anunciar un hecho de tanta trascendencia y significación desconociendo olímpicamente de lo que se estaba hablando. Y en esto hay que ser claro y terminante. El sistema cambiario que rige en la Argentina nada tiene que ver con la flotación administrada que existe en los países civilizados.

En los últimos días de agosto el BCRA tuvo un a ardua tarea para evitar que el tipo de cambio vendedor de transferencia traspusiera la barrera de 3,18 y el peso marcara nuevos mínimos frente al dólar. En esos días, incluso, fue auxiliado por los bancos oficiales, el Provincia y Nación, al acentuarse la demanda por las habituales operaciones de fin de mes que se agregaron a la salida de capitales especulativos, que volvían a su lugar de origen por aversión al riesgo, en momentos en que la crisis de los créditos hipotecarios en los Estados Unidos aún seguía vigente.

Sin embargo, el mes terminó con los ánimos más calmados en los mercados globales y la oferta y la demanda en el Mercado Unico y Libre de Cambios argentino tendió a equilibrarse y el BCRA, increíblemente, hasta tuvo que comprar para evitar que el tipo de cambio del peso/dólar cayera por debajo de los $ 3,15.

En esos días la entidad presidida por Martín Redrado, informó que la pérdida de reservas, de unos USD 900 millones en el mes de agosto, se debió, en parte, al pago de deuda pública y “por diferencias de cotización del dólar frente a otras monedas (euro, yen, libra) y las intervenciones en el mercado de cambios. Y agregaba: “La estrategia del Banco Central para neutralizar las presiones en el mercado de cambios se basó en una fuerte intervención en el mercado de futuros”. A propósito, trascendió que durante agosto con ese instrumento se ha dado cobertura por el riesgo de cambio a inversionistas en general por un monto cercano a los USD 2.000 millones, en operaciones con contratos a vencer el último día hábil de ese mes y septiembre.

Es oportuno recordar que con la generosa venta de dólares al contado se ha beneficiado a los especuladores que pudieron huir de la Argentina cambiando sus pesos a un relativamente bajo tipo de cambio y, además, el ente monetario inyectó en el mercado la suficiente liquidez para que ello pudiera ser posible.

Mientras, en el Precoloquio de IDEA, realizado el martes 4 de septiembre, en el Hotel Sheraton, Cristina Fernández de Kirchner sorprendió al auditorio, conformado por más de 700 ejecutivos, con esta frase: “No es sustentable por mucho tiempo la ventaja del tipo de cambio competitivo. Es necesario complementarlo con inversión tecnológica y productiva”, agregó. Pero 48 horas después su marido, el presidente de la Nación, en un breve diálogo con un periodista del diario BAE, tras la reunión realizada con representantes de la Unión Industrial Argentina (UIA), aseguraba que “el tipo de cambio se va a mantener competitivo, en una banda cercana a los 3,20 pesos”.

Es la primera vez, durante el actual gobierno, que en la misma cúspide del poder aparece una voz disonante con el mensaje oficial, reiterado una y otra vez, de que la actual política económica se basa en un “tipo de cambio alto”. No obstante, aquella afirmación de la candidata a presidente parecería tener hoy mayor razonabilidad que la sustentada por Néstor Kirchner, quien insiste en que se debe seguir el mismo camino que impuso apenas asumido y que nos conducirá a otra crisis, cada vez más cercana. Por eso, desde el 24 de julio, cuando se marcó un máximo de USD 44.234 millones, hasta el miércoles 5 de septiembre, con USD 43.002 millones, según el último dato oficial, el BCRA perdió USD 1.212 millones de sus reservas internacionales tratando, ahora, de que el tipo de cambio no supere los $ 3,20, como quiere el Sr. Presidente.

La incertidumbre, importada y acentuada localmente, resultó motivo suficiente para provocar primero la huida hacia el dólar de inversionistas en general y luego de quienes tenían sus ahorros en los bancos en depósitos a plazo fijo en pesos. Precisamente, fue muy evidente en estos últimos días la fuerte demanda del billete dólar provocada por la corrida de los ahorristas para deshacerse, lo más rápido posible, de la moneda argentina.

En tanto, continuaba la agresiva intervención del ente monetario en el mercado de cambios, al contado y a futuro, y también en el de dinero y se repetían las reiteradas “llamadas” de altos funcionarios a las tesorerías de los bancos para que se los informara sobre quiénes vendían títulos públicos y compraban dólares. Mientras, se sabía que las importaciones marcaban un nuevo récord de USD 4.400 millones en agosto y la inflación se devoraba mucho más rápido que antes las “ventajas” del dólar alto. © www.economiaparatodos.com.ar

(*) José Alfredo Nogueira es corredor de cambio y autor del libro “Las reglas del juego. Mercado de cambios y operaciones con divisas” (Editorial Argenta)

miércoles, 25 de julio de 2007

Tiempo On Line: Dólar




El clima en los mercados: volvió a subir el riesgo país


Se acentuó la venta de bonos argentinos, lo que dio más impulso a la suba del tipo de cambio


LANACION.com Economía Miércoles 25 de julio de 2007


martes, 15 de mayo de 2007

La mayor entidad ganadera argentina busca un acuerdo con el Gobierno tras la huelga

Tiempo Argentino/Zetavisión/Z Inter Press/EFE
La mayor asociación de ganaderos de Argentina indicó hoy que busca un acuerdo con el Gobierno, después de haber finalizado de forma anticipada una huelga de 15 días en contra del control estatal para frenar alzas de precios en la carne.
Seguiremos buscando acuerdos con el Gobierno. Tenemos una propuesta para acercarle, que la han firmado otras agrupaciones rurales', manifestó el presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), Pedro Apaolaza, en declaraciones a Radio Rivadavia.El titular de la entidad, que reúne al 80 por ciento de los productores de bovinos, anticipó que la semana próxima acercará una propuesta al gobierno nacional, luego de terminar este viernes con el paro iniciado el pasado 30 de abril, que estaba previsto que finalizara mañana.La huelga, en rechazo a los controles estatales de precios y las trabas a las exportaciones cárnicas, ha reducido en un 60 por ciento las operaciones en el Mercado de Hacienda de Liniers, el principal del país.'Terminamos antes para poder normalizar los envíos de aquí al lunes, cuando empezaremos a abastecer a los mercados de la carne y de cereales', sostuvo Apaolaza, tras calificar la huelga de 'exitosa'.A tono, Mario Llambías, el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), que integra a la Carbap, explicó que la propuesta que elevarán al Gobierno incluye 'la total liberalización de la exportación, con un sistema de compensaciones para contener el precio de 12 cortes populares' que 'deberán adecuarse a los nuevos costos de producción'.El gobierno argentino alcanzó el pasado miércoles un acuerdo con cinco cámaras de frigoríficos (mataderos) y cuatro organizaciones agropecuarias para frenar el alza de precios de la carne, pero la Carbap quedó al margen.En virtud del acuerdo, se levantan los controles del mercado, se establecen hasta fin de año 'precios de referencia' consensuados, mayores a los fijados inicialmente, y se libera la exportación de vacas de baja calidad, una concesión menor.El Gobierno, por su parte, apunta a frenar las alzas de precios debido a que se trata de uno de los alimentos de mayor consumo popular -70 kilos por habitante al año- y con fuerte incidencia en el índice de inflación.Además, los empresarios del sector frigorífico se comprometieron a mantener los precios de doce cortes de carne vacuna de consumo popular que habían pactado con las autoridades en abril de 2006.'Este convenio sólo sirvió para blanquear la intervención (del Gobierno). Este quinto acuerdo está destinado a seguir los pasos de los anteriores', advirtió Apaolaza.De todas formas, el titular de Carbap aclaró a los medios locales que 'no' desconocen a la autoridad, pero consideran que el presidente argentino 'está mal asesorado'.El sector rural, además, busca fomentar la cría de terneros con el fin de aumentar la cabaña vacuna, que se mantiene en unos 50 millones de cabezas desde hace décadas. tiempoargentino@walla.com

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